domingo, 28 de febrero de 2016

VISITA A EDICIONES AACHE

          
  En la mañana del pasado viernes compartí unos minutos de amistad en los locales de la Editorial Aache con el gerente y fundador de la conocida empresa guadalajareña, Dr. Herrera Casado, compañero de página durante tantos años (casi cuarenta) en el periódico “Nueva Alcarria”, editor de varios de mis libros y, sobre todo, amigo, aunque nos solamos ver de tarde en tarde.
            Centenares de libros editados por Aache se muestran en los anaqueles del salón principal, en el que habitualmente trabaja don Antonio al pie del ordenador. Cronista Provincial, doctor en Medidina, digno sucesor en ambos quehaceres de su antecesor el Dr. Layna Serrano, don Antonio se dedica, una vez jubilado, al que siempre fue su hoby: escribir, publicar y editar libros, propios y de otros muchos autores, teniendo como norma característica la pulcritud, la elegancia y la inmejorable calidad de lo que hace.
            Como en la inmensa mayoría de la industria editorial, el Dr. Herrera se queja, no sin razón, del escaso interés que los españoles de hoy tenemos por la lectura; una muestra inequívoca de que nuestros intereses, en términos bastante generalizados, van por otros caminos, no precisamente por los del saber, del estudio, de la cultura… Y si a eso añadimos las muchas facilidades que los medios modernos nos ofrecen para hacernos gratuitamente con libros electrónicos –que jamás suplirán al papel-, la situación se agrava todavía más.

            Rodearse de libros produce una inefable sensación de gozo, a mí me sucede; y hablar de ellos como fuente que son de conocimientos en su propia cuna, es una experiencia verdaderamente satisfactoria. Al final de la visita, el cronista, editor y amigo, pidió que Águeda, su hija, ya directora y responsable oficial de la empresa, nos sacase una fotografía para la exposición de Aache, detalle al que accedí de mil amores. Es la que aquí también expongo, dejando constancia de aquellos interesantes momentos.          

martes, 23 de febrero de 2016

EL LIBRO DE LAS MARAVILLAS


Con el salón de actos del edificio central en Guadalajara de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lleno de público, tuvo lugar en la tarde de ayer la presentación en la capital del esperado libro “100 propuestas esenciales para conocer Guadalajara”, editado por Aache, con el número cien de la colección “Tierras de Guadalajara”, y escrito por el propio director-gerente de la editorial guadalajareña, Dr. Herrera Casado, con otros 50 coautores entre los que tengo el honor de encontrarme. Autores todos ellos elegidos por el editor como conocedores de los temas a tratar, lo que avala el interés del libro como vehículo imprescindible y difícilmente superable, para conocer esta antigua -y como por su contenido podemos comprobar- también variada e interesante provincia castellana.
         Una edición digna, bellamente presentada, con más de un centenar de fotografías en color, y la garantía de que los textos proceden de la mejor fuente posible, aunque, eso sí, nos hemos tenido que atener al espacio indicado por la editorial, algo que no en todos los casos se ha tenido en cuenta.
         Una provincia como Guadalajara, tan importante como lo ha sido en hechos históricos, escenario de tantos acontecimientos desde los primeros vagidos del idioma castellano, tan bien situada en los caminos de la cultura desde la Alta Edad Media, tiene mucho que decir, que conocer y que enseñar. Monumentos, espacios naturales, parajes y paisajes, hechos históricos, literatura, personajes señeros, fiestas y costumbres…, en fin, todo aquello que conviene conocer como lo más destacable de una provincia viva, altamente interesante, ideal pensando en esa inquietud que de hace años a hoy se ha despertado en todo el país, y aun entre los visitantes de fuera, por el Turismo de Tierra Adentro, al que Guadalajara se ofrece con todo su mérito, como tierra de acogida.
         El Dr. Herrera pidió en su día mi colaboración para tan acertado proyecto, proponiéndome el tema “El Hayedo de la Tajera Negra”, naturalmente por mi relación con Cantalojas, término municipal en el que se encuentra; trabajo que le remití a vuelta de correo (electrónico, claro está), y que figura en las páginas 180-181, el cuál, por razones obvias, os presento a mi vez como complemento gráfico.