miércoles, 22 de enero de 2014

MANU LEGUINECHE EN EL RECUERDO

Ha fallecido Manu Leguineche, el escritor, el periodista, el amigo. Hoy mismo se me ocurrirían respecto a su persona las mismas cosas que hace diez años, cuando en 2004 le entregaron en Peñalver "su peso en miel" y publiqué al día siguiente un sentido comentario en cuanto a la personalidad del amigo. Lo hemos sentido mucho. Los últimos seis u ocho años de su vida los ha pasado en su casa de Brihuega, bien en su silla de ruedas, o bien postrado en la cama, según le permitía su penosa enfermedad. Ibamos a verlo, unos u otros, con relativa frecuencia y a pasar algún rato con él. Hoy nos ha dejado definitivamente. Éste es mi recuerdo y mi pequeño homenaje en su memoria. Ahí os lo dejo.


 "CIEN KILOS DE HUMANIDAD"
No fueron cien, sino ciento uno los que dio la romana con la que los mieleros de Peñalver pesan cada año a un famoso elegido por el jurado. Seguramente que ese kilo demás, y algún otro, es lo que pesó la capa que colocaron sobre los hombros al insigne periodista antes de someterle al consabido ritual de convertir su humanidad en una cifra factible de evaluar, capaz de ser convertida en un quintal de la miel más prestigiosa con la que regala al hombre la Madre Naturaleza. Kilo de hombre por kilo de miel, Manu Leguineche -que es diabético y la tiene prohibida- va, pero que muy bien servido.
            No obstante, cuando me he decidido a poner título a esta serie de ideas un poco deshilvanadas, no me he querido referir con la palabra “humanidad” a lo que es la persona humana como ser, más o menos afortunado, de los que entramos por propia condición en el llamado reino animal. Esa es la última de las acepciones con las que recoge el Diccionario de la R.A.L. dicho término, y que es común a todos los hombres, sea cual fuere su condición y la manera de comportarse entre sus semejantes. Al hablar, y ahora al escribir, sobre Manu Leguineche, me gusta tomar la palabra “humanidad” en otro sentido bien distinto, en el menos común de todos, en el que alude otra acepción del Diccionario de la Academia, pero quitándole o añadiéndole algún matiz para que ajuste al cien por cien con el carácter de ese personaje tan singular al que, en la mañana del sábado, homenajearon y regalaron con ciento un kilos de miel los cosecheros alcarreños, y con el calor de nuestro cariño y de nuestra amistad tantos más de los que estuvimos allí.
            Manuel Leguineche, periodista y trotador de mundos, que en su vida profesional ha alcanzado las cotas más altas que sea capaz de dar el oficio; escritor admirable, ante el que los demás nos sentimos con un algo de sana envidia; amigo cabal, que al cabo del tiempo sin haberlo visto te nombra haciendo uso del apelativo familiar y te pregunta por los tuyos; personaje que responde a los jóvenes colegas que se dirigen a él interesándose por el cómo de tantos y tan importantes premios, diciéndoles -sin que dentro le quede un ápice de doblez ni de humildad falsa- que todo ha sido por amistad con los jurados, no deja de ser, cuando menos, un ejemplar extraño en estos tiempos que corren.
            Quienes lo hemos tratado alguna vez, sabemos de su más exquisita transparencia, de su lealtad como persona y como amigo, de su saberse ocupar y preocupar por el que sufre, por el desdichado, por aquellos a quienes la vida les vuelve la espalda injustamente. Manu llegó a su homenaje afectado por un accidente grave de carretera que le tocó presenciar, y que retrasó su llegada durante unos minutos.

            Es a esa “humanidad” a la que me refiero, y que en la persona de nuestro último Peso en miel, no es de cien, sino de muchos más kilos en la romana de pesar el valor real de cada individuo; de cientos, o de miles, ¡qué sé yo!, si es que hubiese un instrumento capaz de convertirlo en datos evaluables.
                          (En "Nueva Alcarria" 4.II.204)

1 comentario:

Camila dijo...

Soy un amante de la literatura y por eso me gusta conseguir nuevos libros cuando tengo la oportunidad y es por eso que trato de buscar los que publican los distintos autores. Cuando logro obtener pasajes en pesos a otro país me gusta disfrutar de la literatura del lugar