miércoles, 1 de junio de 2011

EL PLATERESCO EN GUADALAJARA



La temprana instalación de la familia Mendoza en Guadalajara, su repercusión en el concierto general de la sociedad española durante los siglos XV y XVI, así como el interés de tantos de sus miembros por el arte arquitectónico y ornamental que mostraron a lo largo de aquellos siglos, supuso convertir las tierras de Guadalajara de algún modo en valioso escaparate del arte prerrenacentista más conocido en España por "plateresco", dado que sus formas y cuidados sobre la dura piedra no eran otra cosa sino imitación del quehacer de los plateros en el adorno de muchos edificios que, por suerte, todavía quedan.
Dos nombres, dos: Lorenzo Vázquez y Alonso de Covarrubias, sobre todos los demás, son los principales artífices de casi todo el legado plateresco que todavía existe en la capital y provincia; de ahí que, sin salirnos del entorno específico de esos nombres, podamos señalar como muestra valiosísima de cada uno de ellos la siguiente:

De Lorenzo Vázquez, arquitecto del Cardenal Mendoza, conviene conocer no sólo el trazado, sino la obra conclusa del Palacio de los duques de Medinaceli en Cogolludo; el Palacio de don Antonio de Mendoza en Guadalajara, y el ruinoso Convento de San Antonio en la alcarreña villa de Mondéjar.
Alonso de Covarrubias es el gran impulsor y el decorador supremo de la Guadalajara del siglo XVI en su primera mitad. A él se deben, según las más acertadas apreciaciones, los trazados del retablo mayor de la parroquia de Cifuentes; el de la Capilla del Espíritu Santo de la catedral de Sigüenza y el de la Sacristía de las Cabezas. En Guadalajara ahí está la portada de la iglesia o Capilla de la Piedad, aneja al palacio de don Antonio de Mendoza, el sepulcro de doña Brianda en la misma capilla; los tres paños del claustro mayor del Monasterio de San Bartolomé de Lupiana, y muy probablemente a él se deba el trazado y parte de la ejecución del Palacio Ducal de Pastrana.
Otras buenas muestras de ese estilo se pueden encontrar en lugares insospechados, tales como la portada de la iglesia de Bujalaro, de la parroquia de Peñalver, o todo el complejo arquitectónico ornamental en finísimo gusto del altar de Santa Librada, dentro de la catedral de Sigüenza, y algunas portadas laterales en el claustro interior de la referida catedral.

(En la fotografía, detalle de la portada en la Capilla de la Piedad. Guadalajara)

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