viernes, 17 de octubre de 2008

DON ANTONIO SANZ POLO HA MUERTO


FALLECIÓ DON ANTONIO SANZ POLO

Acabo de leer en la prensa provincial la esquela de su fallecimiento. La vida no perdona, mal que nos pese. A los 95 años de edad falleció ayer, día 16, en Guadalajara, uno de los últimos caballeros con madera de hidalgo que han dado al mundo las tierras del Señorío. Lo he sentido. Solía ir a visitarlo con relativa frecuencia, y me agradaba mucho conversar con él. Últimamente tuve la impresión de que nada del mundo le interesaba. Fue un hombre de conciencia recta, caballero sobre todo lo demás, muy en la línea de esa pléyade de notables que con el correr de los siglos fueron apareciendo en la ciudad de Molina y en otras villas de su entorno, cuyos escudos de armas campeán sobre las fachadas de los edificios.
Don Antonio estudió Magisterio en Toledo y la licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad de Madrid. Maestro de Maestros. Nació en Molina de Aragón en 1913, y ejerció como maestro una corta temporada en el colegio Rufino Blanco de Guadalajara. Inspector de Enseñanza Primaria en Galicia, Asturias y León, para asumir después el cargo de Inspector General de Enseñanza Primaria. Los puestos dentro de la política también lo siguieron durante una cierta época de su vida, y así ostentó entre otros el de Diputado Provincial en Soria, Presidente de la Asociación Nacional de Inspectores, miembro del Consejo General de Educación Física y Deportes, y representante de España en las reuniones del Consejo de Europa en Estrasburgo. Contó con varias condecoraciones importantes en premio a su labor: Comendador de la Orden de Cisneros, Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio, Encomienda al Mérito Civil, y Medalla al Mérito de la Asociación Nacional de Amigos de los Castillos.
Para quienes le conocimos, no nos pasaron desapercibidos otros muchos merecimientos más: su natural sentido de la amistad, el amor a su tierra, y el haber reconstruido, sacándola de las ruinas, la enorme torre del histórico castillo de Zafra a sus solas y exclusivas expensas, sin ninguna otra ayuda oficial ni privada. Su memoria durará tanto, años y siglos, como los que permanezca erguida sobre las rocas de la Sierra de Caldereros, la torre del homenaje del Castillo de Zafra, a partir de hoy monumento a su memoria.
La fotografía que encabeza estas palabras la tuvo presente en su habitación durante los años finales de su vida. Se la tomé en cierta ocasión, sentado junto a la chimenea, en la última planta de la torre de su castillo. Todavía habría de estar entre nosotros diez años más. Que en paz descanse, el maestro y el amigo.

1 comentario:

Fujur dijo...

Paradójica coincidencia... esta semana ha sido funesta para los "Grandes Maestros".

un abrazo!